Los seguros de vida son contratos de seguro personales que cubren, en su modalidad más sencilla, el fallecimiento del asegurado. En caso de muerte del asegurado, la compañía abona la cantidad asegurada al beneficiario de la póliza.
Por tanto, es un contrato que nos ayuda a proteger a nuestra familia y/o personas que dependen de nosotros año tras año. Es un producto que proporciona tranquilidad y protección. Tener uno es un acto de amor y de responsabilidad que protegerá a tu familia aún en el caso de que tú ya no pudieras hacerlo.
El seguro de vida es un contrato privado que permite proteger económicamente a un beneficiario, elegido libremente, el cual recibirá un capital en caso de fallecimiento.
Es un producto muy sencillo que beneficia tanto a las compañías como los asegurados. Si bien es muy sencillo, también es muy importante que se realice correctamente. En este sentido lo importante es que el cuestionario o formulario de salud se realice correctamente.
Puedes ampliar y entrar en detalle en este enlace: ¿Para qué sirve?
El precio de los seguros de vida es la cantidad económica que se paga a la compañía para estar protegido con este tipo de contrato. También se le llama prima.
El precio que se paga se calcula en función del capital a asegurar y de la edad del asegurado. Lo que se valora en el precio es el riesgo o probabilidad estadística de fallecimiento del asegurado.
Las compañías lo miden con una tasa. Esta tasa va aumentando con la edad, de ahí que a igualdad de capital asegurado, el precio incremente año a año.
En su versión más simple, los seguros de vida dan cobertura al fallecimiento del asegurado. Por tanto, si se produce el mismo, la persona designada como beneficiario será la que obtendrá el capital asegurado en la póliza.
La cobertura de fallecimiento es la básica en todo seguro de vida y a partir de la misma se pueden ir añadiendo coberturas adicionales. Un ejemplo de estas coberturas sería la cobertura de invalidez y de enfermedades graves.
Los seguros de vida sobre las personas son acumulables entre sí, por lo que SÍ se pueden tener dos o más seguros de vida a la vez. Aunque por simplicidad es más fácil tener una única póliza con la totalidad del capital, es posible tener varios contratos incluso con compañías diferentes.
Los seguros de vida sirven para garantizar la estabilidad económica en la unidad familiar en el caso de que los ingresos del asegurado dejen de entrar mes a mes como consecuencia de su fallecimiento.
Es por tanto, un elemento de protección familiar que permite dar tranquilidad a la familia incluso cuando uno mismo no puede hacerlo.
Cómo saber si necesito un seguro de vida es una pregunta que se debería hacer cualquier persona que pueda ocasionar problemas económicos a su familia en caso de que dejaran de entrar sus ingresos mes a mes.
Los dos casos más habituales de necesitar un seguro de vida son:
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El seguro de vida por excelencia y el habitualmente contratado es el seguro vida riesgo. Esta póliza garantiza al asegurado que los beneficiarios recibirán el capital contratado si se produjera cualquiera de las garantías contratadas en póliza durante un periodo determinado, normalmente un año.
Es una modalidad exclusiva. Con unas particularidades que lo hacen único, tiene cobertura vitalicia, por tanto siempre se cobra y siempre se paga lo mismo.
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El seguro ahorro o inversión es un seguro de supervivencia, es decir lo cobra el tomador transcurrido un determinado plazo. La finalidad de este producto es obtener una rentabilidad.
El seguro de vida individual es aquel en el que solo se asegura a una persona, frente a los colectivos que aseguran en un mismo contrato a varias personas con alguna relación de afinidad en común.
En este tipo de contratos se distinguen básicamente tres figuras que sirven para dar sentido al producto. Tomador, asegurado y beneficiario.
Es la persona titular del contrato, el que tiene los derechos y obligaciones del mismo. Puede elegir libremente al beneficiario de la póliza y cambiar las condiciones en función de sus necesidades.
Es la persona que recibirá el capital en caso de siniestro, el beneficiario es elegido por el tomador. En caso de invalidez, el beneficiario suele ser el propio asegurado.
El capital de una póliza es el importe que paga la compañía al beneficiario, en el caso de que se produzca el siniestro. Es el importe que estará cubierto en la póliza.
El capital lo debe elegir el asegurado en función de sus necesidades:
Dependerá de la edad y de la situación en la que cada uno se encuentre elegir un capital u otro.
Aunque parezca que hay que cumplir multitud de requisitos para contratar un seguro de vida, la realidad es otra. Solo hay dos requisitos:
No obstante, la compañía te realizará un cuestionario de salud para valorar el riesgo. Es posible que a consecuencia de este cuestionario la compañía no quiera formalizar la póliza.
Para la contratación de una póliza de vida, es conveniente dejarse asesorar por un profesional especializado, pues aunque es un proceso relativamente sencillo, al tener algún error o declaración inexacta puede ocasionarnos el tener un grave problema a la hora de cobrar el siniestro.
A continuación, se presentan aspectos básicos a tener en cuenta para contratar un seguro de vida:
Los pasos que tenemos que dar dependerán del proceso de suscripción de cada compañía, pero suelen ser parecidos:
Las pólizas de vida riesgo, por lo general son temporales, anuales, y renovables. Esto quiere decir que se renuevan automáticamente, cada año, hasta el periodo de finalización establecido en las condiciones (edad de salida del seguro).
Esto no impide que cualquiera de las dos partes pueda anular la renovación de la póliza. Este aviso siempre ha de ser con al menos 30 días de antelación a la fecha de vencimiento, como marca la ley de contrato de seguro.
La mejor opción es hacerlo a través de una correduría especializada, puesto que son los únicos que son profesionales e independientes.
Tienen la obligación de cumplir unos requisitos para la distribución de seguros, que son impuestos por la Dirección General de Seguros y Fondos de Pensiones, lo cual es una garantía de calidad para los clientes.
La independencia de las compañías permite a las corredurías de seguros buscar la mejor opción entre todo el mercado asegurador, que satisfaga las necesidades específicas de cada cliente.
Además de este, y como valor añadido, la correduría de seguros le ayudará siempre en caso de siniestro, y lo que es más importante, se posicionará del lado del cliente, no de la compañía, en caso de conflicto entre las partes.
Lo primero es que hay que diferenciar entre los productos de riesgo y los de ahorro.
En el caso de los seguros de ahorro, tributarán como rendimientos del capital mobiliario. Por lo tanto, les afectará toda la legislación correspondiente a los productos de ahorro e inversión.
Para el seguro de fallecimiento, el que pagará impuestos será el beneficiario, que tendrá que tributar por el impuesto de sucesiones y donaciones. La indemnización pasará a formar parte del patrimonio del tomador y habrá que liquidar este impuesto. Es importante conocer que varía considerablemente de una comunidad autónoma a otra.
En el casa de la invalidez es el propio asegurado el que cobra la prestación y lo hace como un rendimiento del capital mobiliario, por lo que tributará en el IRPF al tipo establecido para el ahorro y Hacienda se llevará una parte.
En cuanto al IVA hay que decir que están exentos, es decir, los seguros de vida no pagan este impuesto. Pagan en otros conceptos como el impuesto de la prima del seguro IPS o el Consorcio.
En numerosas ocasiones nos preguntan si se puede desgravar el seguro de vida, y la realidad es que no se pueden desgravar los seguros de vida en la declaración de la renta.
Si bien es cierto que si se pueden desgravar los gastos asociados a la hipoteca y que existen asesores que lo incluyen como tal, la realidad es que no existe ninguna ley en la que diga que se puede desgravar.
Por tanto, si queremos evitar disgustos ante una posible inspección, la mejor opción es no hacerlo.
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